El traslado de la Capital con un enfoque realista

ARGENTINA, SEGUNDO CENTENARIO
Por Rafael Garzón


Hace un tiempo tuve oportunidad de visitar Viedma-Carmen de Patagones, y allí pude recoger datos que serían sorprendentes de no provenir de nuestra Patagonia, esa eterna desconocida, menospreciada por algunos, saqueada por depredadores en el pasado y que hoy hay quienes pretenden convertirla en el basurero nuclear del mundo. Un testimonio que se menciona frecuentemente aquí y allá, a poco de comenzar una conversación de alguna profundidad sobre el tema, es el recuerdo de un cuento de ciencia ficción, publicado hace menos de una década por el ingeniero San Martín en el diario "Río Negro"; posteriormente habría sido reproducido por "Clarín" y la revista "CONO SUR".

El título del cuento ya representa, de por sí, una advertencia, casi una amenaza: "El día que Argentina perdió la Patagonia". Al parecer, el autor supone un estado de conflicto entre las provincias patagónicas, que reclaman por pago justo y en término la provisión energética a la Nación, concretamente de gas, petróleo e hidroelectricidad, reclamo al cual el Estado no puede atender. Teniendo en cuenta la disminución progresiva de la reserva petrolífera, las provincias patagónicas envían un ultimátum al gobierno el cual, una vez más, desoye la soliciotud. Ante esto, los gobiernos patagónicos, actuando en forma conjunta, amenazan cortar la provisión de gas en los gasoductos, el petróleo en los oleoductos, y el suministro eléctrico del Chocón-Cerros Colorados, sin el cual, como se sabe, al estar Atucha I fuera de funcionamiento, en Buenos Aires no podría prenderse ni una bombita ed luz. Inmediatamente después, todas las provincias patagónicas, actuando mancomunadamente, denuncian el Pacto Federal y resuelven declararse independientes al mejor estilo Letonia, Armenia, Georgia, Croacia o Eslovenia y se convierten en un Estado soberano, que inmediatamente es reconocido por Chile, Inglaterra y otras naciones de la Commonewealth, Estados Unidos y otras naciones. Y cuando el gobierno argentino intenta movilizar el Ejercito para recuperar el territorio nacional, se encuentra con que se han concretado alianzas entre diferentes naciones, lo que ha convertido al problema en un conflicto internacional, cuyo final es fácilmente predecible, con submarinos atómicos ingleses capaces de portar armas nucleares a las puertas de Buenos Aires. ¿Qué este es un cuento disparatado?...¿Qué su concreción es imposible?... Tal vez. Pero a poco de comenzar a hablar de temas que rocen el olvido y casi menosprecio que el país dispensa a nuestra eventual zona receptora de la basura del mundo, el recuerdo de este cuento surge de inmediato, como un cauce, no sólo literario, que recoge el resentimiento de muchos años.Hace algún tiempo se hablaba con frecuencia del traslado de la Capital de la Nación a Viedma de Patagones.

El gobierno de aquel entonces pareció resolver de por sí y ante sí, con la participación afirmativa de todos los partidos políticos en el Congreso Nacional, uno de los problemas estructurales más acuciantes del país. Pero el impacto propagandístico de éste hecho, de por sí revolucionario, fue relativamente escaso.

Y la mayoría de la población, absorbida por la urgencia de los bajos sueldos, por la gravedad de la inflación, por el impacto de temas coyunturales (ley de divorcio, alzamientos militares, Beagle), permaneció en silencio, a la expectativa, como shockeada.Pocos ubicaron que el nuevo distrito federal quedaba en el extremo norte de la Patagonia, casi en la pampa húmeda, a miles de kilómetros de Ushuaia, con un clima comparable al de Mar del Plata.Inclusive se acuño la expresión "al sur, al mar, y al frío, casi como una invocación al heroísmo, que el visitante de la zona no puede menos que considerar exagerada ., tal vez apropiada a Río Gallegos, pero de ninguna forma aplicable a la muy agradable y muy bella dupla Viedma-Carmen de Patagones, comparable a Bad Godesberg junto a Benn.Luego se constituyó el Ente para el Traslado de la Capital (Entecap) -1987/88- formado por un arquitecto como presidente, un ingeniero como vicepresidente y siete vocales, cuatro de los cuales eran arquitectos o ingenieros. Y la Comisión Técnica Asesora comenzó a trabajar intensamente.En un tiempo relativamente breve se efectuó toda clase de análisis comparativos y se estudió el problema desde el punto de vista económico; urbanístico; sociodemográfico; energético; turístico, etcétera. En algunos casos se llegó a un cálculo futurológico, deduciéndose que para el año 2025 la población total del nuevo distrito federal sería de 554.000 habitantes (población urbana), cifra que hoy parece exagerada si se piensa que para 1989 se calculaba en 175.000 y hoy, en enero de 1992 cuenta con 65.000.Se calculó que debían trasladarse desde Buenos Aires 25.905 empleados, correspondientes a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Y se diagramó la superficie a construir: 7.777.473 metros cuadrados en doce años, que surgirían de 5.700.000 metros cuadrados para viviendas; 480.000 para edificios públicos principales; 405.965 para nuevas escuelas, colegios secundarios e institutos de enseñanza terciaria; 84.300 para servicios de salud, etcétera. Dentro de los servicios vinculados a la salud pública se preveía la construcción de 19 centros de salud, con hospitales con capacidad para 1.050 camas y un hospital de alta complejidad con 350 camas. Todo esto para una capital de 354.000 habitantes calculados para el año 2000.El valor de éstas cifras surge de comparar las posibilidades de nuestro hospital-escuela universitario, nuestro viejo hospital de Clínicas "Pedro Vella", con capacidad aproximada a las 250 camas, en la ciudad de Córdoba, con más de 1.000.000 de habitantes y con un amplio radio de influencia en las provincias vecinas.Parecía que nada de lo que había era aprovechable. Que todo debía ser nuevo: casas, escuelas, edificios públicos, Municipalidad... Nada de lo viejo podía rescatarse. Hasta se planificó una nueva Iglesia Catedral. El grupo de técnicos , influidos por arquitectos e ingenieros, planificó (y lo hizo muy bien) "la" capital. Desde luego la "nueva" capital. Y eso era muy caro. Para la inversión pública eso significaba la suma -nada despreciable- de 2.231 millones de dólares, en doce años...En Enero de 1992, dos puentes unen a Viedma-Carmen de Patagones. Uno al Este y el otro al Oeste. El tránsito por cada uno de ellos es, para decirlo eufemísticamente, reducido. Pues bien: la comisión planificó, además de dos extensiones, otros puentes vehiculares y peatonales.

En algunos gráficos se dibujan ocho, y en otros nueve puentes previstos, para una población total calculada entre 170.000 y 800.000 habitantes, en plena época de teléfonos y fax.Y así, el indispensable y urgente salto al futuro que representaba el traslado de la capital , en sí toda una revolución geopolítica en nuestro país, se desjerarquizó y quedó convertido en mero asunto urbanístico. Y como tal desatendible si existían urgencias económicas prioritarias.Y tal hecho constituyó, en mi modesta opinión, un tremendo error. Un error de consecuencias imprevisibles, que debemos corregir. En primer lugar, porque no era necesario crear una nueva ciudad donde ya existían dos desde 1779. Y además, porque allí existen edificios públicos perfectamente utilizables por la administración nacional (Ministerio de Economía; Ministerio de Asuntos Agrarios: Tribunales Federales; etcétera). Y también porque desde 1985, cuando se planificó el traslado, hasta hoy, se han construido en Viedma 6.000 viviendas, de las cuales faltan entregar 1.800, y 3.000 más en Carmen de Patagones, que están en distintas etapas de paralización de obras.Es decir que, entre Viedma y Carmen de Patagones, existen nuevas viviendas para aproximadamente 42.000 habitantes. ¿Y cual es la población de ambas ciudades en el momento actual?: Aproximadamente 60.000 a 65.000.Es obvio que lo edificado lo ha sido con miras al cambio de la capital... Posiblemente para albergar a los 26.000 empleados a trasladar desde Buenos Aires. Y que esto, ya construido, cubre al menos una gran parte de las nuevas viviendas necesarias calculadas.Además e las viviendas populares, se han construido los nuevos desagües de Viedma, con sus correspondientes bombeos a desnivel, útiles para una población e 75.000 habitantes, y se ha construido un edificio de Tribunales Federales de seis a siete plantas, desempeñándose en Viedma un solo juez federal.

Hay, pues, bastante hecho. Y existen, además de los edificios públicos ya mencionados, la Casa de Gobierno, residencia del gobernador, y alguno más que pueden aprovecharse.El traslado de la capital es una urgencia desde 1810. Y efectuándose el mismo hacia el sur, puede agrandar el país, extenderlo hacia la Antártida.Además, la capitalización de Viedma-Carmen de Patagones garantizaría, por si fuera poco, la concreción de un puerto de aguas profundas en San Antonio Este. Ante esta realidad: ¿no sería oportuno retomar la idea del traslado de la capital con un nuevo enfoque realista?Creemos que es necesario reubicar el problema en un contexto esencialmente político, que permita al país proyectarse al futuro, intentando corregir la peligrosa y única concentración del 30 por ciento de su población total en una sola ciudad capital, la cual mantiene, por eso mismo, como nuestro principal puerto de ultramar, "un pantano cruzado por un estrecho canal", y también de paso, como el puerto más caro del mundo...



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