Geometría del poder
Kirchner escuchó en silencio el anuncio de Chávez: la “provincias” petroleras no recibirán regalías porque “desde el punto de vista territorial, social, poblacional, económico y político” el petróleo no pertenece provincia alguna sino “a todo el país”
La predicción tiene 28 años: “Cuando el incesante alza del combustible en el mercado mundial haga rentable la explotación de las capas bituminosas, la de esta costa del Orinoco se revelará como una de las más importantes del mundo”.
La “faja” ocupó un lugar destacado en el “número cero” de El Diario de Caracas, del cual se publicaron, en 1979, 5.000 ejemplares.
Ese “número cero” –editado para promover un periódico que estaba por nacer- fue periodismo-ficción.
Las noticias no eran reales pero sí verosímiles.
“CIUDAD BOLÍVAR SERÁ LA CAPITAL DE VENEZUELA”, rezaba el título de primera plana. El traslado de la capital –-afirmaba el diario-- facilitaría la descentralización económica.
Si bien la Constitución (1961) definía a Venezuela como un “estado federal”, en la práctica regía –al igual que en la Argentina— el centralismo.
El gobierno de la época había anunciado su intención de promover el desarrollo federal. El traslado de la capital, aunque sorprendente, no resultaba improbable.
Ciudad Bolívar es la capital del Estado Bolívar, en la rica Guayana venezolana. Según aquella “noticia”, sería la cabeza de un Distrito Federal, al cual se integraría Puerto Ordaz: el lugar donde los presidente Hugo Chávez y Néstor Kirchner se reunieron el jueves 22.
Chávez habló allí de la Guayana y sus riquezas, como si acabara de descubrirlas.
Sugirió, por otra parte, que el Estado se haría cargo de administrar ese potencial. Como si el desarrollo guayanés no hubiese sido, desde el inicio, una obra estatal.
Por último, en respuesta a un periodista bolivarense, dejó dudas sobre su vocación federal.
Todo en presencia de Kirchner.
La riqueza guayanesa. El “número cero” de El Diario de Caracas prueba que, hace tres décadas, la Guayana venezolana era el centro de un plan nacional de desarrollo:
· La represa del Guri (la segunda más grande del mundo), que en 1979 tenía una capacidad 2.4 millones de kW/h, estaba en vías de alcanzar los 8.9 millones. En 1986, la central llegó a los 10 millones. Hasta 2006, llevó el nombre del presidente que mandó a construirla: el bolivarense Raúl Leoni (1964-69), quien también impulsó la siderurgia guayanesa e hizo construir el Puente de Angostura, sobre el río Orinoco.
· La Siderúrgica del Orinoco (SIDOR), fue desarrollada por la estatal Corporación Venezolana de Guayana, creada en 1960 por el presidente Rómulo Betancourt (1959-64). La siderúrgica era propiedad del Estado, pero hasta 1975 dependió del hierro que multinacionales norteamericanas (Bethlehein Steel, U.S. Steel) explotaban en la región. En 1975, el Congreso dio al presidente Carlos Andrés Pérez (1974-79) “poderes extraordinarios” para tomar medidas económicas y --haciendo uso de tales poderes-- Pérez nacionalizó el hierro. El año en que nació El Diario de Caracas, SIDOR produjo 5 millones de toneladas de acero y derivados. Hoy es una empresa privada, que tiene por accionista mayoritario al consorcio Ternium, integrado por Hylsa (México), Siderar (Argentina) y Sidor (Venezuela). Su Nº 1 es Paolo Rocca. Su capacidad de producción (28 años más tarde) totaliza 10,8 millones de toneladas.
· La empresa mixta Aluminio del Caroní S.A. (Alcasa) era, en 1979, la mayor productora de América latina. Exportaba a Colombia, Perú, Chile y la Argentina.
· La Faja del Orinoco, como todos los recursos petroleros de Venezuela, era propiedad del Estado. En 1975, una ley promovida por Pérez había terminado con todas las concesiones a compañías extranjeras. Desde entonces, el monopolio petrolero pertenecía a la estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (entonces llamada Petroven; hoy PDVSA).
El plan de desarrollo de los 70 también incluía un ítem que, hoy, integra la agenda de presidentes como Kirchner: el agua. El diario destacaba: “Las existencias de agua en la Guayana venezolana son inagotables. El caudal medio del Caroní es de 5.000 metros cúbicos por segundo. El del Orinoco, supera los 20.000”.
Kirchner escuchó en silencio el anuncio de Chávez: la “provincias” petroleras no recibirán regalías porque “desde el punto de vista territorial, social, poblacional, económico y político” el petróleo no pertenece provincia alguna sino “a todo el país”
La predicción tiene 28 años: “Cuando el incesante alza del combustible en el mercado mundial haga rentable la explotación de las capas bituminosas, la de esta costa del Orinoco se revelará como una de las más importantes del mundo”.
La “faja” ocupó un lugar destacado en el “número cero” de El Diario de Caracas, del cual se publicaron, en 1979, 5.000 ejemplares.
Ese “número cero” –editado para promover un periódico que estaba por nacer- fue periodismo-ficción.
Las noticias no eran reales pero sí verosímiles.
“CIUDAD BOLÍVAR SERÁ LA CAPITAL DE VENEZUELA”, rezaba el título de primera plana. El traslado de la capital –-afirmaba el diario-- facilitaría la descentralización económica.
Si bien la Constitución (1961) definía a Venezuela como un “estado federal”, en la práctica regía –al igual que en la Argentina— el centralismo.
El gobierno de la época había anunciado su intención de promover el desarrollo federal. El traslado de la capital, aunque sorprendente, no resultaba improbable.
Ciudad Bolívar es la capital del Estado Bolívar, en la rica Guayana venezolana. Según aquella “noticia”, sería la cabeza de un Distrito Federal, al cual se integraría Puerto Ordaz: el lugar donde los presidente Hugo Chávez y Néstor Kirchner se reunieron el jueves 22.
Chávez habló allí de la Guayana y sus riquezas, como si acabara de descubrirlas.
Sugirió, por otra parte, que el Estado se haría cargo de administrar ese potencial. Como si el desarrollo guayanés no hubiese sido, desde el inicio, una obra estatal.
Por último, en respuesta a un periodista bolivarense, dejó dudas sobre su vocación federal.
Todo en presencia de Kirchner.
La riqueza guayanesa. El “número cero” de El Diario de Caracas prueba que, hace tres décadas, la Guayana venezolana era el centro de un plan nacional de desarrollo:
· La represa del Guri (la segunda más grande del mundo), que en 1979 tenía una capacidad 2.4 millones de kW/h, estaba en vías de alcanzar los 8.9 millones. En 1986, la central llegó a los 10 millones. Hasta 2006, llevó el nombre del presidente que mandó a construirla: el bolivarense Raúl Leoni (1964-69), quien también impulsó la siderurgia guayanesa e hizo construir el Puente de Angostura, sobre el río Orinoco.
· La Siderúrgica del Orinoco (SIDOR), fue desarrollada por la estatal Corporación Venezolana de Guayana, creada en 1960 por el presidente Rómulo Betancourt (1959-64). La siderúrgica era propiedad del Estado, pero hasta 1975 dependió del hierro que multinacionales norteamericanas (Bethlehein Steel, U.S. Steel) explotaban en la región. En 1975, el Congreso dio al presidente Carlos Andrés Pérez (1974-79) “poderes extraordinarios” para tomar medidas económicas y --haciendo uso de tales poderes-- Pérez nacionalizó el hierro. El año en que nació El Diario de Caracas, SIDOR produjo 5 millones de toneladas de acero y derivados. Hoy es una empresa privada, que tiene por accionista mayoritario al consorcio Ternium, integrado por Hylsa (México), Siderar (Argentina) y Sidor (Venezuela). Su Nº 1 es Paolo Rocca. Su capacidad de producción (28 años más tarde) totaliza 10,8 millones de toneladas.
· La empresa mixta Aluminio del Caroní S.A. (Alcasa) era, en 1979, la mayor productora de América latina. Exportaba a Colombia, Perú, Chile y la Argentina.
· La Faja del Orinoco, como todos los recursos petroleros de Venezuela, era propiedad del Estado. En 1975, una ley promovida por Pérez había terminado con todas las concesiones a compañías extranjeras. Desde entonces, el monopolio petrolero pertenecía a la estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (entonces llamada Petroven; hoy PDVSA).
El plan de desarrollo de los 70 también incluía un ítem que, hoy, integra la agenda de presidentes como Kirchner: el agua. El diario destacaba: “Las existencias de agua en la Guayana venezolana son inagotables. El caudal medio del Caroní es de 5.000 metros cúbicos por segundo. El del Orinoco, supera los 20.000”.
Hablando a los periodistas con Kirchner a su lado, Chávez se expresó como si él hubiese descubierto la Guayana o estuviera a punto de liberar sus fabulosos recursos; sobre todo, el petróleo de la faja.
Puso tanto énfasis en la descripción de la “nueva” riqueza, y creó tales expectativas sobre su explotación por el Estado nacional, que un representante de El Bolivarense no pudo contener la pregunta. ¿Qué le correspondería al estado Bolívar de todo eso?
En Venezuela, las “provincias” se llaman “estados”. Las “regalías petroleras” no se llaman de modo alguno, porque no existen.
De todos modos, el periodista del Bolivarense quería saber si su “provincia” recibiría “regalías” por el petróleo que se extrajera de la Faja del Orinoco.
Chávez primero divagó. Dijo que la Faja es “la más grande reserva de petróleo que se conoce en el planeta”. Recordó que “los parámetros del cuarto motor constituyente” (sic) contemplan “la nueva geometría del poder”. Criticó el “modelo administrativo que llevó a la división del país en estados, municipio y parroquias (barrios)”.
Luego, cobró fuerzas y anunció a los bolivarenses: “La Faja del Orinoco no le pertenece Bolívar, ni a Guárico, ni a Anzoátegui, ni a Monagas, ni al Delta Amacuro. Le pertenece a todo el país, desde el punto de vista territorial, social, poblacional, económico y político.
Es, por lo tanto, un bien nacional y una propiedad social”.
Kirchner, con aire distraído, escuchaba esta profesión de fe unitaria.
Como gobernador de Santa Cruz él había librado, en la Argentina, largas batallas por las regalías petroleras.
Llegó a presidir la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI).
Durante años, reclamó que, para el cálculo de las regalías, no se tomara el precio interno sino el internacional.
Cuando el precio internacional cayó, exigió que el Estado nacional indexara las regalías, según la inflación interna.
Demandó a la Nación por “regalías mal liquidadas”.
Llegó a un acuerdo con el Presidente Menem: Santa Cruz recibió las “regalías mal liquidadas” y, a cambio, Kirchner comandó el lobby parlamentario que logró la privatización de YPF. Fueron los famosos “fondos de Santa Cruz”, que terminaron en algún banco extranjero.
En la Convención Constituyente de 1994, Kirchner fue uno de los promotores del actual artículo 124 de la Constitución, según el cual “corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en sus territorios”.
El jueves 22, en Puerto Ordaz, el hoy Presidente argentino aprendió algo nuevo: aquel principio consagrado en Santa Fe obedece, al parecer, a un “criterio administrativo” que atenta contra la “solidaridad” nacional.
Con ese criterio, “solidario” fue, en la Argentina, el dictador Juan Carlos Onganía. Su “ley” 17.319 decía que “los yacimientos de hidrocarburos pertenecen al dominio inalienable e imprescriptible del Estado nacional”. Era su manera de decir que el petróleo no pertenece a Santa Cruz, ni a Chubut, ni a Mendoza, ni a Salta... Le pertenece a todos los argentinos”.
Nadie sabe cómo reaccionó Kirchner, en su fuero íntimo, ante las palabras de Chávez.
Puede ser que le hayan provocado disgusto.
O que el tránsito de Río Gallegos a Buenos Aires haya cambiado su perspectiva.
Acaso él también esté pensando en una “nueva geometría del poder”.
Si quiere inspirarse en Chávez, tendrá que esperar a que el venezolano aclare sus ideas. El mismo jueves 22 dijo: «Estamos trabajándolo y pronto estaremos ya designando la Comisión Presidencial para el Cuarto Motor Constituyente, la nueva del poder”.
No está claro cómo será esa “geometría”.
Dos cosas, sin embargo, deben tenerse por ciertas:
1. No será euclidiana.
2. No será federal.
Medio: Revista Debate
Fecha: 01 DE Marzo DE 2007
http://www.terragno.org.ar/vernota.php?id_nota=869
No hay comentarios:
Publicar un comentario