Las impresiones del entonces gobernador de Río Negro, Osvaldo Alvarez Guerrero.
Por CLAUDIO RABINOVITCH
Como muestra del impacto que tuvo en la región el anuncio del presidente Raúl Alfonsín (el 16 de abril de 1996) del traslado de la capital federal a Viedma, el entonces gobernador Osvaldo Alvarez Guerrero recordó que aquel día en la ciudad sede del gobierno rionegrino hubo más gente que cuando, casi un año después, Juan Pablo II concurrió para bendecir esas tierras.
Alvarez Guerrero reveló que en una conversación privada, Alfonsín definió a Viedma como una "nueva San Petersburgo" y describió cómo se dividieron los ministros ante la iniciativa del jefe de Estado.
El entrevistado deslizó que se pensaba llevar la capital rionegrina a Fernández Oro. Paradojas del destino, a Alvarez Guerrero le tocó interpretar ante Alfonsín, por qué en las elecciones provinciales de 1987 –donde se eligió gobernador e intendentes– el radicalismo ganó las elecciones en la provincia ¡menos en Viedma!
– ¿Cuándo se enteró que Alfonsín quería trasladar la capital del país a Viedma?
–En diciembre del año anterior (1985) cuando el presidente me comentó que era un sueño que tenía desde muy joven. En un viaje a Bariloche para inaugurar la red de alta tensión que venía de El Chocón, me confió los detalles del proyecto. En la provincia de Río Negro, sólo Julio Rajneri (director de este diario) y yo supimos de esa decisión antes que trascendiera.
– ¿Cuál era la principal motivación de Alfonsín?
– Desburocratizar, resolver el problema de la hegemonía porteña y desarrollar las inversiones en el interior.
– ¿Le dijo por qué pensó en Viedma?
– Por estar en la desembocadura de una cuenca espectacular como la del río Negro, que tenía que ser navegable para la salida de la producción del Alto Valle. Me acuerdo que definió a la región como cuna de civilización
– ¿Recuerda los momentos previos al anuncio?
– La noche anterior hubo una reunión en Olivos, pues aunque la decisión de Alfonsín estaba tomada e incluso tenía el bastón de mando en su mano querí tener la opinión del gabinete, así como de los funcionarios más cercanos.
– ¿Cómo se dividieron las opiniones de los ministros?
– El ministro de Economía, (Juan Vital) Sourrouille estaba a favor del proyecto al que definió como keynesiano (por ser multiplicador de inversiones); Roberto Lavagna –entonces secretario de Industria– también lo apoyó con énfasis, aunque el de Coordinación Económica, Adolfo Canitrot, ironizó diciendo que estaba en contra porque no quería ir a vivir a una carpa. El resto casi todo apoyó, a excepción del canciller Dante Caputo quien no lo consideraba oportuno.
– Finalmente, la decisión se oficializó en Viedma.
– La medida se había filtrado a un medio de prensa, entonces el presidente me consultó si de inmediato estábamos en condiciones de realizar un acto importante en Viedma. Respondí que por su puesto. Fue la manifestación más importante de la ciudad, hubo más gente que cuando varios meses después (el 7 de abril de 1987) fue el Papa, Juan Pablo II fue a bendecir la tierra.
Por CLAUDIO RABINOVITCH
Como muestra del impacto que tuvo en la región el anuncio del presidente Raúl Alfonsín (el 16 de abril de 1996) del traslado de la capital federal a Viedma, el entonces gobernador Osvaldo Alvarez Guerrero recordó que aquel día en la ciudad sede del gobierno rionegrino hubo más gente que cuando, casi un año después, Juan Pablo II concurrió para bendecir esas tierras.
Alvarez Guerrero reveló que en una conversación privada, Alfonsín definió a Viedma como una "nueva San Petersburgo" y describió cómo se dividieron los ministros ante la iniciativa del jefe de Estado.
El entrevistado deslizó que se pensaba llevar la capital rionegrina a Fernández Oro. Paradojas del destino, a Alvarez Guerrero le tocó interpretar ante Alfonsín, por qué en las elecciones provinciales de 1987 –donde se eligió gobernador e intendentes– el radicalismo ganó las elecciones en la provincia ¡menos en Viedma!
– ¿Cuándo se enteró que Alfonsín quería trasladar la capital del país a Viedma?
–En diciembre del año anterior (1985) cuando el presidente me comentó que era un sueño que tenía desde muy joven. En un viaje a Bariloche para inaugurar la red de alta tensión que venía de El Chocón, me confió los detalles del proyecto. En la provincia de Río Negro, sólo Julio Rajneri (director de este diario) y yo supimos de esa decisión antes que trascendiera.
– ¿Cuál era la principal motivación de Alfonsín?
– Desburocratizar, resolver el problema de la hegemonía porteña y desarrollar las inversiones en el interior.
– ¿Le dijo por qué pensó en Viedma?
– Por estar en la desembocadura de una cuenca espectacular como la del río Negro, que tenía que ser navegable para la salida de la producción del Alto Valle. Me acuerdo que definió a la región como cuna de civilización
– ¿Recuerda los momentos previos al anuncio?
– La noche anterior hubo una reunión en Olivos, pues aunque la decisión de Alfonsín estaba tomada e incluso tenía el bastón de mando en su mano querí tener la opinión del gabinete, así como de los funcionarios más cercanos.
– ¿Cómo se dividieron las opiniones de los ministros?
– El ministro de Economía, (Juan Vital) Sourrouille estaba a favor del proyecto al que definió como keynesiano (por ser multiplicador de inversiones); Roberto Lavagna –entonces secretario de Industria– también lo apoyó con énfasis, aunque el de Coordinación Económica, Adolfo Canitrot, ironizó diciendo que estaba en contra porque no quería ir a vivir a una carpa. El resto casi todo apoyó, a excepción del canciller Dante Caputo quien no lo consideraba oportuno.
– Finalmente, la decisión se oficializó en Viedma.
– La medida se había filtrado a un medio de prensa, entonces el presidente me consultó si de inmediato estábamos en condiciones de realizar un acto importante en Viedma. Respondí que por su puesto. Fue la manifestación más importante de la ciudad, hubo más gente que cuando varios meses después (el 7 de abril de 1987) fue el Papa, Juan Pablo II fue a bendecir la tierra.
Sin crédito en la opinión pública
– ¿Cómo tomó la idea la clase política?
– En general apoyó y unos seis meses después se sancionó la ley. Recuerdo los respaldos del senador Eduardo Menem, del entonces gobernador Carlos Menem y del de Neuquén, Felipe Sapag.
– ¿El gobierno sentía que encabezaba una etapa fundacional?
– Alfonsín hablaba de un cambio revolucionario, de modificar el país. Por esos días se creó una comisión para realizar el proyecto de reforma constitucional para ir a un régimen parlamentario.
– ¿Cuál fue la respuesta de la opinión pública?
– Lo veía como algo lejano, no conseguimos despertar entusiasmo aunque tampoco contrariedad; más bien incredulidad, que era una utopía, que no se iba a concretar. Hubo una fuerte oposición de parte de la prensa que tildó al proyecto de faraónico, enfatizando en que no había dinero y que en el conurbano bonaerense faltaban escuelas y hospitales.
– ¿Hubo progresos concretos?
– Las obras se empezaron a hacer rápido, había mucha planificación, inversiones importantes en vivienda, del Banco Hipotecario, se hicieron obras de desagües y cloacas, se instalaron ingenieros; pero la derrota electoral del '87 fue un golpe muy duro.
Se perdieron todas las elecciones provinciales, excepto en Capital, Córdoba y Río Negro (salvo en Viedma, que también se perdió).
– ¿¡En Viedma!?
– Alfonsín estaba enojadísimo, me preguntó las razones, entonces le expliqué que allí los empleados públicos tenían miedo al cambio, a tenerse que mudar por perder la capital provincial, se preguntaban qué pasaría con sus aportes. Era una cosa de locos.
– ¿El resultado del '87 es el derrumbe del sueño?
– Se va cayendo de a poquito. Alfonsín seguía emberretinado, a tal punto que cuando asume Menem le pide a él y al pueblo que apoye la iniciativa (se deja sin efecto por un decreto de noviembre de 1989), pero la crisis económica y los conflictos militares empiezan a abrumar. Yo seguía apoyando la idea, porque los países son grandes como sus proyectos. "Prefiero que pases a la historia por ésta iniciativa que por bajar unos puntos la inflación", le insistía.
"Europa nos alentaba"
– ¿Hubo una respaldo intelectual a la decisión de Alfonsín?
– Dicen que la consigna "al sur, al mar y al frío" perteneció a un asesor de prensa, Rodolfo Pandolfi, pero fue un empeño de Alfonsín.
– ¿Cuál era la imagen en el exterior?
– Yo hice una gira por Europa y tuve una buena impresión. La capital de Río Negro se iba a llevar a la región de Fernández Oro para lo cual se habían realizado estudios de expertos franceses. Había créditos disponibles, recibíamos aliento.
– ¿Qué datos concretos recuerda en ese sentido?
– Me acuerdo que el embajador japonés fue el primero en llegar a la anunciada nueva capital argentina, que representantes de la entonces Unión Soviética se interesaron mucho. "Un día estando en la provincia, Alfonsín me pregunta ¿cómo ves el futuro de Viedma como capital del país?, le di mi impresión, entonces él continuó: "¿Sabés cómo la veo yo? ... como San Petersburgo, más modesta -enseguida aclaró-, pero arquitectónicamente, bella y monumental".
– ¿Hubo una respaldo intelectual a la decisión de Alfonsín?
– Dicen que la consigna "al sur, al mar y al frío" perteneció a un asesor de prensa, Rodolfo Pandolfi, pero fue un empeño de Alfonsín.
– ¿Cuál era la imagen en el exterior?
– Yo hice una gira por Europa y tuve una buena impresión. La capital de Río Negro se iba a llevar a la región de Fernández Oro para lo cual se habían realizado estudios de expertos franceses. Había créditos disponibles, recibíamos aliento.
– ¿Qué datos concretos recuerda en ese sentido?
– Me acuerdo que el embajador japonés fue el primero en llegar a la anunciada nueva capital argentina, que representantes de la entonces Unión Soviética se interesaron mucho. "Un día estando en la provincia, Alfonsín me pregunta ¿cómo ves el futuro de Viedma como capital del país?, le di mi impresión, entonces él continuó: "¿Sabés cómo la veo yo? ... como San Petersburgo, más modesta -enseguida aclaró-, pero arquitectónicamente, bella y monumental".
FUENTE: publicado por el diario Río Negro el domingo 16 de abril de 2006
http://www.rionegro.com.ar/arch200604/16/v16a15c.php
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