Brasilia se erige como capital de Brasil en el año 1956, ya que hasta ese momento la capitalidad de la nación recaía sobre Río de Janeiro. La ciudad se encuentra situada a 1.000 kilómetros hacia el interior del país en las mesetas laterales de Goias, y su altitud supera los 1.100 metros. La idea de trasladar la capital hacia el centro del país se inserta en una política de valorización del territorio interior de Brasil con el fin de motivar su desarrollo y el poblamiento, así como para motivar su economía. En el espacio de cinco años (1955-1960), se erige la nueva capital federal.
Brasilia es una ciudad nueva, y esto es fácilmente apreciable por su morfología urbana, que está basada en un reparto racional de las actividades que en esta ciudad se desarrollan. Esta capital se organiza en torno a dos ejes que se entrecruzan. El eje principal, que consta de seis kilómetros, está reservado a las actividades administrativas de la capital; mientras que en el eje transversal, de veinte kilómetros, tienen cabida las zonas comerciales y residenciales. El cruce de estos dos ejes, se salva con el trazado de dos niveles que agilizan de forma considerable la circulación.
El conjunto monumental de Brasilia es muy peculiar, ya que armoniza las formas simétricas, que en cierta forma son inmutables, con unas perspectivas que están perfectamente estudiadas. Sobre un marco exageradamente despejado, y con grandes explanadas, los grandes rascacielos, se asocian a las superficies curvas, mientras que el conjunto de las formas, expresa a través de una gran unidad arquitectónica, la carga simbólica de una ciudad nueva, que apenas está en proceso de construcción.
¿Cuándo y cómo visitar Brasilia?
Brasilia cuenta con un moderno aeropuerto internacional, que es motivo de agradable sorpresa para los miles de visitantes que diariamente llegan a la capital de Brasil. De la misma forma, el transporte urbano y las líneas de autobuses conectan la ciudad con las más destacadas metrópolis brasileñas. Aunque para el turista quizá sea más atractivo recorrer estas distancias por medio de los diferentes trenes, ya que ofrecen una mayor variedad paisajística.
Si el turista desea llegar a comprender el desarrollo de esta capital y todos sus entresijos, lo mejor es comenzar haciendo un recorrido por su importante patrimonio artístico, que muestra una forma diferente a la tradicional de concebir el arte.
"El Lago Paranoá", es un lugar especialmente indicado para disfrutar de una magnífica puesta de sol, si lo que se está buscando es una alternativa a la gran ciudad. Brasil es como toda Sudamérica un país profundamente religioso, y en Brasilia no podía faltar una muestra de la devoción de sus habitantes, este es el caso de la grandiosa catedral de Brasilia, donde se puede disfrutar de los magníficos mosaicos de su cúpula.
A la hora de hablar de alojamiento, Brasilia, como la mayoría de los principales destinos turísticos, dispone de una amplia red hotelera, donde se pueden encontrar desde lujosos hoteles para los más favorecidos económicamente, hasta albergues y pensiones bastante económicas.
En lo que a gastronomía se refiere, esta capital da justa cuenta de una rica gama de restaurantes brasileños, señalando entre los más visitados el restaurante "Brazilian", situado en la zona sur de la ciudad, así como "Antigamente", donde podemos disfrutar de todas las variedades de la cocina local.
Una de las mejores formas de conseguir información detallada es acercarse, una vez que se baje del avión, a la Oficina de Información del Aeropuerto Internacional de Brasilia.
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